Un artículo publicado en Science Daily informó sobre los siguientes hallazgos:
La comunidad de microbios intestinales de cada individuo es única y profundamente sensible a las condiciones ambientales, desde el nacimiento. De hecho, se ha demostrado que el tipo de parto durante el proceso de parto afecta el perfil microbiano de un bebé. Las comunidades de microbios vaginales cambian durante el embarazo, preparándose para el parto, entregando microbios beneficiosos para el recién nacido.
En el momento del parto, la vagina está dominada por un par de especies bacterianas, Lactobacillus y Prevotella. En contraste, los bebés nacidos por cesárea suelen mostrar comunidades microbianas asociadas a la piel, incluyendo Staphylococcus, Corynebacterium y Propionibacterium.
Si bien todas las implicaciones de estas diferencias aún están en estudio, la evidencia sugiere que podrían afectar al desarrollo y salud posterior de un bebé, sobre todo en términos de susceptibilidad a los patógenos"
Las consecuencias para la salud de esta variación en las bacterias intestinales adquiridas desde el nacimiento es exactamente lo que arroja la investigación de la Dra. Natasha Campbell-McBride. Su investigación muestra que hay una profunda interacción dinámica entre su intestino, cerebro y sistema inmunológico, a partir del nacimiento.
Los niños que nacen con la flora intestinal gravemente dañada no sólo son más susceptibles a la enfermedad; también son más susceptibles a los daños por vacunas, que podrían ayudar a explicar por qué algunos niños desarrollan síntomas de autismo después de recibir una o más vacunas infantiles.
Es importante entender que la flora intestinal que su niño adquiere durante el parto vaginal depende de la flora intestinal de la madre. Así que, si la microflora de la madre es anormal, la del niño también será.
El autismo no es el único resultado posible en este caso. Síndrome del Intestino y la Psicología (GAPS, por sus siglas en inglés) podría manifestarse como un conglomerado de síntomas que podrían encajar en el diagnóstico de autismo o trastorno de hiperactividad y déficit de atención (TDAH), el trastorno de déficit de atención (ADD, por sus siglas en inglés), dislexia, dispraxia o trastorno obsesivo-compulsivo, sólo por nombrar algunas posibilidades. Los problemas digestivos, asma, alergias, problemas de piel y trastornos autoinmunes también son causas comunes de GAPS, ya que podrían presentarse ya sea psicológica o fisiológicamente.